Las montañas, playas y paisajes asombrosos de Gran Canaria ciertamente contribuyeron a la belleza del viaje, pero la verdadera magia reside en la amistad y el compañerismo que se desarrollaron durante nuestra estancia. Cada pedaleo se convirtió en una aventura compartida, cada pausa en un momento de risas y cada comida en una oportunidad para degustar la deliciosa comida local mientras compartíamos historias.
Así que sí, hay lugares y lugares para viajar, pero Gran Canaria no es solo un destino, es una experiencia que ha dejado una marca imborrable en mi corazón.